Los métodos inmunohistoquímicos se desarrollaron a partir de 1941, año en el que Albert Hewett Coons, describe un método de inmunofluorescencia para detectar antígenos celulares en secciones de tejido. Desde entonces, estos métodos se han convertido en una herramienta fundamental para el diagnóstico histológico. Estos métodos tienen sus bases en tres disciplinas fundamentales: la histología, la inmunología y la química, permitiéndonos identificar en secciones de tejidos un antígeno o epítopo, a través de la utilización de anticuerpos específicos.